SANTA CASILDA, 9 de abril

Santa Casilda (?-1050), santa y virgen española de origen musulmán.
Hija del soberano del reino taifa de Toledo, Almanerín, que reinó entre 1038 y 1075 y fue famoso por el gran número de cautivos cristianos que hizo. Casilda se dedicó desde joven a auxiliarlos hasta que un día su padre sospechó y la abordó preguntándole qué llevaba en el cesto. Ella le contestó que rosas y, según la tradición, los panes que llevaba para alimento de los presos se convirtieron en flores. Sufrió una grave enfermedad que ningún médico musulmán pudo curar y su padre permitió que fuera a bañarse en el lago de San Vicente, que se encuentra en Briviesca, Burgos, en territorio cristiano. Después de curarse se bautizó y vivió en una ermita cercana hasta su muerte.

El cuerpo de Santa Casilda reposó en su primitiva sepultura, cavada en la entraña de la roca, hasta 1529, en que fueron trasladados sus restos al santuario que sobre su misma tumba se edificó.
En 1601 se llevaron parte de los venerados despojos a la catedral de Burgos, parece ser que también en la catedral de Toledo se veneran algunas cenizas de la infanta mora.
En 1750 el abad de San Quirce inauguró el nuevo altar dedicado a la Santa en la nave mayor del santuario y se trasladaron a él las reliquias, que desde entonces descansan en una urna rematada por su propia imagen yacente, obra de Diego de Siloé.
Desde muy antiguo el santuario es patronato del Cabildo de la catedral de Burgos, que mantiene en él un capellán encargado del culto permanente.
Hay una hospedería al servicio de los peregrinos y carretera de fácil acceso al santuario desde Briviesca.

Santa Casilda es invocada en los casos de flujo de sangre, caídas y accidentes de todas clases.
Es patrona de la comarca de Burgos y, en los últimos días de junio, acuden a su santuario, de todos los pueblos de la provincia, muchedumbres devotas que pregonan la eficaz intercesión de la santa princesa mora, que dejó en la bravía aridez de aquellas cumbres el buen olor de su vida contemplativa y penitente